martes, enero 01, 2008

Cuadros comunistas y bases peronistas en Arroyo Seco en los años 50



Roberto Petrini junto a los autores de este trabajo, Florencia Pagni y Fernando Cesaretti


MAÑANA ES SAN LENIN
Cuadros comunistas y bases peronistas en Arroyo Seco en los años cincuenta

por Fernando Cesaretti y Florencia Pagni

Roberto Petrini:”el marxismo-leninismo me enseñó a estar al lado de la gente”.
Los recuerdos de un militante comunista de Arroyo Seco.

Así como no hay una sola forma de hacer historia, tampoco la historia oral es unívoca. Ésta recorre determinados estadios. Hay una fase exploratoria, otra analítica y otra sintética . Este trabajo hace hincapié en la fase exploratoria. Haremos de un conjunto de historias o testimonios un uso extensivo, tratando de extraer de ellos algunos rasgos generalizables. Hay un sobreentendido que pasa por no codificar de antemano estas historias sino atenerse al resultado que deviene del cruce de las mismas.
Asumimos también cierta adscripción a la vertiente hermenéutica que pone el acento en la narración, en la significación de los hechos priorizados sobre los hechos mismos. La historia oral es en ese sentido como expresa Luisa Passerini, expresión y representación de cultura, y por lo tanto incluye no solo narración literal sino dimensiones de la memoria, la ideología y los deseos inconscientes. Hacemos nuestra un concepto expresado en el trabajo de Aguila y Viano citado, creemos que “hay trozos esenciales del pasado escondidos en la memoria de las gentes” . Y en el caso de la historia del pasado reciente (que es el que abordamos en este trabajo), la historia oral es la encargada de explorar aquellos períodos y problemas que por su cercanía forman parte de las experiencias vivas de importantes grupos de la sociedad.
Tal como expresa Dora Schwarzstein, en la Argentina los primeros practicantes de la Historia Oral, aparecieron al margen de la historia académica, casi como una reacción académica contra ella. La “subjetividad” que indudablemente tiñe el discurso oral ha sido el eje del cuestionamiento de su utilidad . Ya no existe esta marginación de la oralidad, el campo se ha tornado más permeable a ella. Sin embargo, los autores de éste trabajo, en rigor de honestidad intelectual, jugamos en la elaboración del mismo dentro del discurso fronterizo a lo académico universitario que fuera el elemento dominante en los comienzos de esta relación. Razones de cercanías, físicas, geográficas y hasta afectivas con el protagonista de nuestra historia de vida, hacen que la tan cuestionada subjetividad juegue un rol fundamental. Para equilibrar, o intentar equilibrar a la misma, hemos decidido presentar los testimonios encauzados a través de un mínimo hilo conductor. Nuestra estrategia pasa por la utilización de la primera persona, la declaración de la preeminencia de lo subjetivo, como ya expresamos, aunque hemos dejado de lado dentro de esa estrategia un recurso de la misma, esto es la creación de nombres ficcionales: nuestros entrevistados aparecen con su verdadera identidad, salvo en aquellos casos en que la negativa del entrevistado obligue a utilizar iniciales. En estos testimonios hemos respetado, aún advirtiéndolos en las respectivas desgravaciones, los anacronismos, las confusiones en la relación de hechos o la identidad de personas nombradas en los mismos. En este sentido, creemos que el testimonio es “inmodificable”. Como expresan Aguila y Viano, tenemos la convicción de que no se enseña nada a menos que uno este también aprendiendo y uno no aprende nada si no sabe escuchar .
Escuchemos entonces al protagonista de esta historia de vida, como testimonio inicial de una zaga de declaraciones obtenidas a lo largo del año 2003 en Arroyo Seco y Rosario, en donde tratamos de rescatar la memoria de la vieja militancia de izquierda en la primera de las ciudades citadas en las décadas de 1950 y 1960.
Mi nombre es Roberto Juan Petrini, nací el 13 de abril de 1938, así que aproximadamente voy a andar en los 65. Siempre estuve en la zona de Arroyo Seco, trabajando el campo, siempre en el agro. Soy el mayor de tres hermanos varones. Mi papá Don Luis Petrini, mi mamá Anunciata Tomey, los dos fallecidos. Mi mamá murió a los 90 años en diciembre del 2000. Tengo un muy grato recuerdo de mi padre porque fue un gran trabajador, un hombre honesto y un hombre que no se metía en las cuestiones así de... participar en asambleas pero tenía un pensamiento que ahora es lo cierto y lo verídico, el decía siempre que: “...mientras Estados Unidos sea lo que sea, y su territorio no se reduzca al patio de una casa, nos va a tener mal”. Tenía una visión... porque mi papá de joven había leído mucho...entonces más o menos estaba actualizado.
No solamente el padre es guía y mentor del joven Petrini. El párrafo siguiente es en apariencia carente de lógica sincrónica, y confuso. Encuentra sin embargo coherencia interna en jerarquizar en una misma línea sucesos y hechos que desde el hoy son merituados por nuestro protagonista como igualmente fundamentales en su formación.
Yo anteriormente al P.C. en 1961, cuando surgió el famoso P.T.P. que era el “Partido del Trabajo y Progreso”, encabezado por Lisandro Viale, que había conseguido en unas elecciones municipales una banca aquí en Rosario en diciembre de 1961 fui candidato a la comuna de Arroyo, todavía no era ciudad . Así que así empezó mi actuación política y después en mayo de 1962 me afilié al P.C., ahí ya lo conocí a Mario Pellegrini. Comencé porque siempre me gustó la lectura, siempre me interesó, además de las cosas internas del país, los acontecimientos internacionales. Yo empecé a comprender a los yankis lo que eran, lo que querían, cuando iba a la escuela a los 12 años. En 1950 terminé el 6º grado, en una escuela de campo, “Juan Bautista Azopardo”, del camino a Monte Flores, ahí en la Chacra de Rossi, se estudiaba en las aulas y ahí terminé el 6º grado. Después la escuela compró una casa y la adaptaron para escuela ahí cerquita nomás.
Y en 1950 estaba la Guerra de Corea, así que de ahí empezó mi... empecé a ver quienes eran los yankies, a la distancia que están y se han metido en otro continente... que no les corresponde.
La Guerra de Corea parece haber sido un acontecimiento que marca a fuego a ésta generación de adolescentes que están entrando en la juventud según múltiples testimonios:
En 1950, Estados Unidos de Norteamérica, comienza a organizar una invasión en Corea, exactamente lo que luego repitió en Vietnam y fracasó totalmente. En esa época, gobernaba Argentina el general Juan Domingo Perón. En la localidad de Pérez, provincia de Santa Fe, existían unos talleres ferroviarios, donde había una gran cantidad de obreros de distintas ideologías, no eran exactamente izquierdistas o peronistas o radicales...no... eran operarios. Y Estados Unidos pidió, como en ésta nueva oportunidad ahora, que soldados argentinos fueran a constituir ejércitos para la invasión de Corea. Éstos obreros se organizaron y decidieron venir caminando por la ruta de Pérez hasta Rosario (y perdonen la emoción, porque yo lo recuerdo), fue tan extraordinario el éxito de éstos operarios argentinos (el llanto le quiebra la voz), que llegó a oídos del General Perón, Presidente de la República y el éxito fue total pero total, total. Al otro día, de esa marcha toda la República aparecía empapelada con unos afiches que decían exactamente, lo recuerdo: “el Gobierno hará lo que el pueblo quiera. Juan Domingo Perón, Presidente de la República”. (Emocionado) y no fue un solo soldadito argentino a morir a Corea... perdón la emoción .
Este conflicto tuvo en su inicio una repercusión especial en nuestra zona a tenor del comentario precedente. Sobre éste hecho recuerda Petrini:
Mira, eso creo que fue una cosa que va a quedar en la historia porque si bien fue la iniciativa de compañeros que trabajaban ahí en obreros ferroviarios con el apoyo del partido, pero, la gente se sumó porque en esos días se hablaba de que Argentina podía participar con tropas en Corea y eso fue fundamental para Perón que dijo bueno si el pueblo dice que no hay que mandar tropas no las vamos a mandar. Los compañeros que participaron entre ellos, Hugo Ojeda, que fue secretario del partido cuando Moretti pasó al trabajo agrario lo recuerda siempre como un hecho muy histórico. De hecho acá hay un contador... Cárdenas (que está participando en el Movimiento de los 100) que fue uno de los partícipes. Tal vez Santiago Chernasky (que saludamos recién) creo es uno de los que participó.
De esta forma Petrini nos introduce en el conocimiento de una figura fundamental del Partido Comunista en la zona y en la época: Florindo Moretti.
Se puede hablar mucho de Florindo... era una barbaridad en cuanto a la defensa de los principios marxistas- leninistas. Florindo fue maquinista de tren, porque venía de una familia que eran maquinistas, así que enganchó como foguista... y fue conductor de máquina. Después fue despedido por su condición de comunista pero fue uno de los que decía que había que fundar el partido en todos los pueblos así que él, tuvo una tarea muy intensa donde le apuntaban: “...mirá, me parece que allá hay alguno que simpatiza”, él iba hablaba, charlaba, organizaba reuniones y trataba de fundar el partido. Además que fue secretario del Comité Provincial durante mucho tiempo y después fue responsable del trabajo agrario... así que te puedo hablar... de más está decir que fue encarcelado muchas veces...
Los testimonios recogidos sobre la figura de Florindo Moretti parecen coincidir respecto a su carisma y su capacidad de contacto con la gente:
Florindo era comunista... me acuerdo que era una persona muy escuchada por la gente y con muchas amistades de la gente de trabajo y la clase media... de arriba no.
Un testimonio no necesariamente favorable a la ideología comunista rescata desde nuestro hoy la figura de Moretti como un laudatorio recuerdo de infancia:
Yo tendría 5 o 7 años, vivía en Fighiera, me acuerdo de Moretti, era un tipo grandote, de camisa a cuadros, cinturón ancho, que arreglaba molinos. Me acuerdo que mi papá decía: ¡ese si que es un verdadero comunista....que se acuerda de la gente, no como otros! Cada dos por tres la cana lo iba a buscar...
Moretti excede al ámbito de Arroyo Seco y su región y su recuerdo alcanza a la geografía barrial del oeste rosarino:
Soy de Fisherton, el lugar de la política... Mi barrio: nutrido de combatientes de la política, como el gordo Florindo Moretti, un histórico del Partido Comunista, con una impresionante trayectoria de luchas populares que iban siempre más allá de peronismo-comunismo. Era un personaje que no se discutía porque sus valores morales lo ponían a resguardo de cualquier ideologización barata. Cuando al gordo se lo llevaban preso –cosa que sucedía a menudo-, nosotros, pibes por entonces de dieciséis años, no lo podíamos entender. Y eso que yo era peronista, porque mi viejo lo era y el viejo era un tipo muy respetado, hombre de laburar en unidades básicas. Lo cierto es que cuando papá murió, Moretti fue como mi segundo padre, un tipo que nunca te bajaba línea, pero que nos hacía sembrar los terrenos baldíos.
La influencia de Florindo Moretti en la formación ideológica del joven Petrini se corresponde con la que a nivel local ejerce Mario Pellegrini. Su testimonio excede a esa comunión de ideas y se adentra en la admiración personal:
Te puedo dar el caso de Mario Pellegrini, que tenía una chacrita. Mario Pellegrini, fue un inmigrante que vino de Italia perseguido por el fascismo, se radicó en esta zona, se casó, formó un hogar, tuvo 3 hijos varones, 2 de ellos profesionales, uno creo que ya está jubilado como gerente de la cooperativa de Montes de Oca; y otro que le decían Toto, ingeniero agrónomo, hace tiempo que no lo veo.
Mario tenía una chacrita de unas 10 ó 12 hectáreas, a 3 kilómetros de Arroyo y entonces estaba marcado por la policía. Él venía con el sulki al pueblo y dos por tres lo metían en cana. Se decía que era un hombre que llevaba bombas y él decía que la única bomba que llevaba era el periódico del partido, esa era la bomba. Pero eso era motivo para que lo pusieran preso. Su mujer Doña Juana cuando caía preso le mandaba a Rosario; justamente con otras mujeres -me acuerdo de un tal Burgos que también era del partido y otro grupo de gente- bueno, le mandaba víveres, ropa. Por lo general eran 4 ó 5 días, una semana que estaba preso, después lo largaban. Justamente hoy, para venir acá, hablé con la señora de Panciarella, él falleció y se acordaba las veces que estuvo en cana Don Mario.
Mario Pellegrini era socio de la filial Arroyo Seco de Federación Agraria y en la época del 50 el partido tenía muchos delegados que venían de las distintas partes del país para participar de la Federación Agraria.
El ingreso formal de Petrini a la estructura partidaria comunista demorará algunos años. Previamente (como ya expresó) había militado en otra agrupación de izquierda, el P.T.P.
El que más se aproximaba a mis ideales era el Partido del Trabajo y del Progreso (PTP) que hace su aparición en 1961, en el cual yo inicié mi carrera política como candidato a presidente de la comuna. Todavía en aquel entonces Arroyo Seco no era ciudad y la declararon recién en 1962.
El movimiento del Partido del Trabajo y del Progreso, se conformó aquí en Rosario donde en su primera aparición hicieron muy buenas elecciones. Me parece, que impusieron como concejal a un panadero Sandaburu o algo así; y que lo lideraba Lisandro Viale que se había desprendido de la Unión Cívica Radical Intransigente, siendo diputado de la provincia con las desavenencias que se produjeron entre el presidente de la nación Arturo Frondizi y el vicepresidente de aquel entonces, Alejandro Gómez.
Tras ésta experiencia inicial, aparece por fin, el camarada Petrini, ya encuadrado orgánicamente en la estructura del Partido Comunista Argentino.
Yo entré en el P.C. como ya dije en el 62, y tenía una base no como debería ser... pero tenía su base con afiliados al gremio de la construcción. Era un comité de base.
Base, centro y periferia dentro de un partido de fuerte estructura piramidal. Petrini niega que esa centralidad jerárquica diera lugar a tensiones o conflictos.
No, por lo general no había dependencia, sino que había una cosa orgánica. El comité provincial se manejaba a un nivel y los comité de base en otro. El partido trabajaba en base a células, es decir, una célula campesina, la célula de amas de casa, una célula de los sindicatos y que si bien, no había muchos afiliados, pero teníamos nuestra presencia, que participábamos de la asamblea que daban la orientación política, te daban su punto de vista a determinadas circunstancias y problemas que se presentaban, estaba la palabra del partido. Entonces de ahí cuando se hacían reuniones, se decía... bueno... en tal lugar ocurre esto, en tal lugar ocurre lo otro.
Aparecen entonces en el relato el recuerdo de los compañeros de ruta:
En el año 62, si... la construcción tenía varios afiliados y a mí me parece que uno de los afiliados era secretario del sindicato de la construcción, y había mucha gente que yo fui conociendo... Alfredo Calviño, Gabriel Panciarella.
Panciarella primero era obrero, después...unos años después montó una pequeña empresa... y había un personaje muy, muy valioso, Santoro, era el que repartía el diario del partido, él era muy puntual; cuando llegaban los diarios los repartía; ojo que por ahí el partido en períodos de ilegalidad, pero la prensa siempre llegaba.
El recuerdo se extiende aún más pormenorizado sobre esos compañeros de militancia.
Algunos nombres... Noya, un estudioso del partido, una persona muy aplomada con mucha educación, con mucha altura y ahora mismo, a ésta altura, un hombre que debe estar arriba de los 80, y vive en el Puerto, no se olvida de su actuación y de defender los principios marxistas-leninistas.
Bueno, en cuanto a Alfredo Calviño era un personaje en Arroyo, muy respetado porque por lo general a él le gustaba mucho las charlas en los cafés, pero no era una persona que aún gente que no estaba de acuerdo con su posición política se enojaba, él explicaba el por qué de su posición política y escuchaba. Alfredo era una persona muy respetada en todo Arroyo Seco.
Panciarella no, era bastante impulsivo, cuando se le contrariaba se salía un poco de la vaina, me parece a mí que eso no es correcto, porque por ahí, alguna gente, más en aquel entonces había mucha contra hacia los principios del P.C. y de las ideas del marxismo-leninismo y ahora está mucho más clara la cosa, más allá de la caída de la Unión Soviética, que ese es otro tema que también uno puede explicar, pero por lo menos creo que lo que yo aprendí del marxismo es que hay que defender las posturas pero también escuchar, interpretar a la gente, que en definitiva de ahí nos tenemos que nutrir.
Un militante de la vecina Pueblo Esther es convocado en la memoración de Petrini, más que por sus valores ideológicos, por su carácter y capacidad de persuasión.
Yo recuerdo que, ahí en la zona, había un tal Américo Puccini, porque él fue quién fundó el Club Juventud Unida de Pueblo Esther, debe haber sido allá en la época del 60 y algo; además fue un gran jugador de fútbol en su tiempo y tenía una chacra ahí cerca del pueblo y Rodolfo Ghioldi, un dirigente del P.C. argentino, un dirigente que estaba en la dirección del partido en el Comité Central, estuvo ahí cuando era perseguido. Contaba que una vez hizo una reunión y que con el carro y los caballos fue a buscar compañeros y los llevó a la casa de él, así que, hay historias para contar, pero este compañero Puccini, nunca le faltaba la ficha del partido y cuando había algún asado, o alguna charla, así era difícil que después de la reunión no venía con alguna ficha llena del partido. En Pueblo Esther llegó a tener muchos afiliados el partido. Era un hombre que se compenetraba con la gente y tenía una característica muy especial, que nunca se alteraba, nunca se enojaba, escuchaba a la gente y convertía. Yo creo que un cuadro como Puccini lo quisiéramos tener ahora, con esa sencillez, que eso es lo que la gente aprecia.
Tenemos ya a nuestro protagonista inserto en la estructura del Partido Comunista, militando activamente en Arroyo Seco y su zona. Estamos en el comienzo de los años 60. Un período que visto en retrospectiva podemos señalar como el momento en que la Argentina experimentó un momento histórico . En ese período se condensó y cristalizó una serie de fenómenos sociales, económicos y políticos, que se arrastraban desde la década de 1950 . Un fenómeno no menor fue la ilegitimidad que marcó desde el vamos a todos los gobiernos de la época, dada la proscripción electoral del peronismo.
Desde Arroyo Seco, Petrini no se deja ganar por el gorilismo imperante en cierta izquierda en esos años y hace un análisis crítico, no necesariamente negativo de los dos primeros gobiernos de Perón.
Mira, en general mucha gente del campo por lo que yo te decía lo que hace a la pasividad de comprar el campo, supuestamente no militaba dentro del peronismo, pero tenía simpatía con el peronismo, así como también la gente estaba en el campo y era radical, había un bastante cerrado antiperonismo. Yo te puedo decir que por ejemplo en 1954 nosotros trabajamos durante 10 años, 40 hectáreas de tierra en alquiler y mi papá había hecho un ahorro y me acuerdo que en septiembre de 1954 fuimos al Banco Provincial y extrajimos 64.000 pesos en moneda nacional (ese peso que le cambiaron la coma como 13 veces) que no se como se puede pronunciar ahora en signos matemáticos. Tomamos un auto y vinimos a Rosario y pagamos 20 hectáreas de tierra y no acudimos al crédito que si lo hubiéramos hecho nos hubiéramos empobrecido y bueno... yo por ese entonces no militaba pero creo que la política general del partido era llegar y explicar que si bien Perón aprovechó una coyuntura muy favorable con la terminación de la Segunda Guerra Mundial, donde acá había cosechas acumuladas, Europa hambrienta se vendió todo y hubo que desarmar los grandes negociados, por eso es que el partido señalaba que se podían hacer cosas mucho más profundas e ir a cambiar a modificar la estructura del país, pero... Perón se tomó un camino que era darle una mejora a la gente y quedarse ahí. Y después ya cuando en la segunda presidencia comenzó a cambiar la cosa, aprovecharon la gente para voltearlo.
Ese análisis no le impide reconocer que no es en la doctrina justicialista, sino en la marxista-leninista donde él cree que deben ser encauzadas ideológicamente las masas obreras y campesinas.
Siempre hubo una preocupación, se hacían esfuerzos para hacerles comprender (a los trabajadores peronistas) cuál era la línea del partido, lo que hacer realmente romper con la dependencia, la intervención política del exterior?, si bien había habido nacionalizaciones, como ser en el comercio de granos, se mantenía YPF en ese entonces, había planes para viviendas, al INTA se le daba empuje, pero nosotros... el partido veía con preocupación que la base del capitalismo seguía intacta, era la oligarquía. Y siempre hubo un esfuerzo para tender relaciones y estrechar lazos y hacerles comprender a toda la masa campesina... digamos... y en particular al proletariado, del obrero, del laburante, que la solución no era la doctrina del justicialismo, mira comparado con lo que pasa ahora.
Esta posición de Petrini se puede contextualizar en el marco de una sociedad relativamente pequeña como la que constituye la Arroyo Seco de esos años , donde el conocimiento inmediato obliga a ciertas y forzosas normas de convivencia. Al respecto alguien que no era ni comunista ni peronista, recuerda:
No era tirante (se refiere a la relación entre comunistas y peronistas) que yo recuerde, no. El comunismo era una fuerza minoritaria, que no se lo veía mal. De cierto modo el que era muy de derecha, tal vez veía mal, ahora mismo ve mal al que es muy de izquierda, pero no había un antagonismo, al contrario yo diría que la clase obrera se volcó a Perón por leyes laborales de izquierda.
Un testimonio da cuenta de una sociedad en la que los partidos tradicionales , no han podido reponerse del impacto que significó la irrupción del peronismo en la vida política argentina.
No tenían mucho apoyo para captar votos (los comunistas) porque Arroyo Seco, ya tenía... estaba dividido... digamos eran partidarios ya de algunos partidos ya tradicionales, por ejemplo estaba el Partido Radical, el Partido Demócrata Progresista y después también el Partido Justicialista que fue el que se quedó con casi toda la gente...¿no?, fue mayoritario digamos.
La otredad se corporiza no tanto en el proscrito peronismo, (que pese al forzado ostracismo de su líder) es parte esencial de la vida política local, sino en esos minoritarios militantes comunistas que son vistos desde un prisma de múltiples fases. Así la ironía capea sobre el siguiente testimonio.
No, es más a veces ni se presentaban a elecciones (los comunistas) porque sabían que perdían y no querían dar a conocer cuántos eran.
Generalmente la gente comunista de Arroyo Seco eran muchachos o jóvenes de una forma de educación baja, no... no... los que llegaron a la universidad enseguida se volvieron anticomunistas, no apoyaron al sistema...
Yo me acuerdo cuando era estudiante que teníamos un comunista que un día se tiró al suelo porque no le llevaban al apunte... era otra forma de pensar... el comunismo no estuvo en el país por una razón muy simple, estuvo el peronismo de Perón... y eso aplacó todo sistema.
Otro testimonio recrea una historia de represión selectiva donde los comunistas eran las víctimas preferidas.
Un dato... un recuerdo, yo estaba en mi casa y como estaba catalogado de comunista cada tanto venían unos a buscarme y mi madre y mi padre... como había discusiones, problemas, campañas políticas entonces me venían a buscar dos.
Iba entonces ese auge de encuentro de ideales: el comunismo y el peronismo. Entonces me dijeron que me buscaban y pregunté quién es y era uno que trabajaba de policía y me dijeron que tenía que ir y que el comisario me quería hablar porque quiere saber algunas cosas que le interesan. Yo pensé que era algo grave pero no podía ser si yo lo único que hago es hablo en favor del que lucha por una causa que considera justa, uno va a trabajar y gana a la par de otro que está trabajando por su sustento.
Me dicen que tenía que presentarme y me piden que los acompañe que el comisario me esperaba afuera para hablarme. Me fui, me puse el saquito entonces salí y fui con él –ya te van a atender- el comisario me mandó a llamar o yo no se si me mandó a llamar el comisario o el oficial o que se yo porque no me dijeron más nada de eso lo que me dijeron fue: “vos estás para este ambiente, en ese ambiente había 3 o 4. Después los sacaron afuera y me dijeron que yo tenía muchas obligaciones comunistas, pero yo les dije que eran sin ánimo de maldad por el camino que buscamos que se haga el bien para todo el mundo, la igualdad. Resultado: 8 meses preso, yo y otros 4 presos, nos llevaron así para no armar lío para el comisario no quedar mal ni los otros, nos llevaron sugestivamente. 8 meses y de ahí, bueno salimos, no teníamos trabajo, no conseguíamos trabajo de ninguna especie... no me acuerdo en que año fue... yo era joven... tendría 19 o 17 o 20. Yo no lo tomaba como algo grave había un desencuentro nada más, después se complicó, después vino bravo, después cuando el peronismo subió al poder. El comunismo era perseguido... a algunos comunistas unos no, otros sí. Era un desacuerdo pero yo no acuso ni a muchos ni a pocos, nada... pero yo lo que acuso es que siento que la desigualdad iba en aumento. El que tenía poder adquiría más poder, buscaban el camino de la riqueza, tenían gente, un colaborador, un alcahuete.
La verdad verdadera es el pueblo, la gente pasó malos momentos muy malos y falta de trabajo. Mucho capital para formar esa contra, algunos multimillonarios.
Además te cuento que el comunismo era despreciado, despreciado por otros que obviamente eran tipos que buscaban el camino del capital... y no por los grandes, esos son más pícaros más inteligentes guardan el dinero pero no atacan a nadie.
Cuatro décadas después de los sucesos que se memoran, un testimonio niega transversalmente lo expresado por el testigo precedente.
No, no había en ese sentido acciones contra ellos, había un comité en la calle Belgrano en donde se reunían, se presentaban a elecciones, era un grupo muy reducido. Ellos estaban en lo suyo, en el ámbito en que trabajaban, ya te digo, hacían más hincapié en mejoras laborales que en mejoras salariales.
Posiblemente la contradicción entre ambas declaraciones deba ser decodificada en clave de las múltiples resignificaciones de la memoria. Hechos, sucesos y acontecimientos separados en el tiempo son vistos desde el presente como parte de un mismo momento. Recuérdese al respecto el excelente trabajo de Luisa Passerini, “Torino operario e fascismo”, donde de las entrevistas que ésta historiadora realiza a viejos obreros de la Fiat, surge que los mismos han sintetizado en su memoria en una sola, las visitas que Mussolini realizó a esa planta automotriz. La realidad es que el Duce había estado en tres oportunidades. La memoria de los entrevistados juntó los tres episodios en uno.
Donde hay más coincidencia es en la valorización que se hace del protagonista de nuestra historia de vida.
El partido hoy ya casi ni actúa... hoy quedó Petrini que lo considero un tipo macanudo, un buen muchacho, como él había un montón de gente más.
Calviño era un discutidor firme pero sin maldad.
Panciarella era un poquito más impulsivo pero los sentimientos de Panciarella, Calviño y Petrini eran los mismos, nada más que Petrini era una persona franca.
Una opinión francamente desfavorable al comunismo (como ya hemos visto en párrafos precedentes) no es sin embargo, necesariamente negativa cuando hace referencia a nuestro protagonista.
Petrini me da la impresión de que lo lleva en la sangre (a su ideal comunista) es muy... y a veces... pero es un hombre controlable...
El siguiente testimonio pasa más por el hoy que por el ayer de nuestro protagonista.
Consecuente con sus ideas. Dirigente gremial de Federación Agraria Argentina, honesto, trabajador y lo demuestra a diario que es una persona de bien. Siempre dispuesto a dar una mano al que necesita especialmente en los temas sociales .
El presente nos muestra discursos más o menos condescendientes con respecto a éstos actores individuales devenidos en actores sociales en este caso, militantes del Partido Comunista. Nuestro hoy tiene entre otros condicionamientos en su acercamiento al ayer, veinte años continuos de vigencia del sistema democrático, más allá de las fallas y errores del mismo. Pero no siempre ha sido así. Con anterioridad a 1983 y específicamente en las décadas de 1950 y 60, “el santo horror al comunismo”, convirtió a sus militantes en víctimas propiciatorias de represiones y atropellos . El fuerte tono anticomunista que en política interna tuvieron los gobiernos argentinos de esos años se entiende a partir del auge de la Guerra Fría, más allá de que ha partir del segundo gobierno de Perón las relaciones comerciales y diplomáticas entre la Argentina y la URSS mejoraron notablemente. Sin embargo, según el análisis del periodista Isidoro Gilbert , el P.C.A. ningún papel importante jugó en la historia de éstas relaciones. El comunismo criollo pese a su lealtad al soviético no tuvo correspondencia similar de éste. En otras palabras, más de una vez los militantes argentinos, fueron “dejados en banda” por Moscú. Ésta descolocación llevó a que se convirtieran en el chivo expiatorio de cuestiones que los superaban. Así solo se entiende que el partido de los proletarios se pusiera sistemáticamente en contra de todo intento popular. El Partido Comunista apoyó a la Unión Democrática en 1946, llegando sus principales dirigentes ha desfilar del brazo de los más rancios representantes de la oligarquía criolla.
Pero más allá de la dirigencia enquistada en el Comité Central, prendida a las faldas de Vittorio Codovilla, existía el militante de base, el cuadro, el esforzado laburante que intentaba bajar línea a sus vecinos, aún en el convencimiento de que era una tarea difícil, larga y peligrosa. Expresábamos antes, que nuestro hoy institucionalizado en las garantías fundamentales desde hace dos décadas, no permite valorar en toda su magnitud ese peligro y el coraje personal que había que tener para superarlo. Esta historia de vida cuenta al respecto con una entendible falencia: el natural pudor de nuestro protagonista para memorar esas instancias y situaciones. No interesa a Petrini hacer ostentación de sus “cárceles y cadenas” (si es que las sufrió) y sí en cambio muestra una actitud de sano olvido sobre esas rispideces del pasado. Sabe que actuó y actúa en un medio donde todos se conocen y más de una vez es útil aplicar en ese módico espacio social la premisa hernandiana de que “saber olvidar lo malo, es también tener memoria”.
La relación actual de Petrini con el Partido Comunista, con “su partido comunista” es ambigua. Por momentos se muestra desencantado, aunque se niega a expresar una crítica frontal, tal vez porque entiende que eso sería funcional a los enemigos de clase y a sus personeros.
Mirá, sinceramente en éstos momentos, estoy desahuciado. En realidad vos fijate hay una división tremenda, un partido que nunca fue grande, ahora hay prácticamente 3 líneas en los últimos años, más allá del partido comunista revolucionario, que hace mucho que venía formando una decisión que no ayudaba... pero confío en que dentro de todos los militantes de que realmente entendemos y aplicamos el marxismo, se tiene que superar esa cuestión de soberanía, de sectarismo para realmente hacer un frente en donde no solamente participen los de la base del marxismo políticamente, sino que en esto tiene cabida, un montón de gente y creo que la mayoría. Lamentablemente nunca pudo ser el P.C. un partido de masas, como hubiera tenido que ser y necesariamente, creo que los acontecimientos lo están demostrando, que con un patrón en el mundo estamos mucho peor.
Petrini es consciente de que los tiempos han cambiado, de que el Muro cayó, por ahora para un solo lado. Lo que no impide que su visión del futuro sea optimista.
Para hacer la gran salida de unir al país cuando nos pongamos de acuerdo sobre algunos puntos mínimos y tomando la cuestión de cosas tristes que están pasando en el país: desde la represión, los desaparecidos, la deuda externa, la liquidación de las empresas del estado, las privatizaciones y quizás ahora haya que hacer un replanteo total y ver que posiciones y cómo nos ubicamos con esto que ha hecho el imperialismo, de ésta invasión que empieza en Irak pero que no termina en Irak.
Y en la construcción de ese futuro tiene un lugar fundamental la izquierda, o por lo menos la izquierda democrática tal cual él la entiende. Y en donde debe reinsertarse de vuelta de todo desvío sectario o totalitarista, el Partido Comunista.
Mirá, yo creo que el Partido todavía conserva cuadros muy valiosos que aún estamos y valoramos todo lo que aprendimos del marxismo-leninismo, la enseñanza que hemos recibido es estar al lado de la gente que tiene padeceres, que tiene sufrimientos, y como concientizarlos, porque nosotros entendemos que la base de la solución es en la medida en que la gente haga conciencia y que se anime a reclamar lo que corresponde y no a confiar en que te van a solucionar los problemas o superar el “no te metas”. Es fundamental concientizar a la gente y que la gente tome confianza porque sino de otra forma es muy difícil de lograr cosas, quizás con el avance del tiempo y viendo un poco lo que está ocurriendo en el mundo donde cada vez la concentración económica es mayor y donde incluso vuelvo a recalcar el papel que cumplen los medios de comunicación es un poco, achacar a la gente, paralizarla, las noticias espectaculares que no te hacen pensar y yo creo que a la gente hay que darle motivos e informarlos, pero que también analice que hay algo que aprendí no hace mucho, dice: “que el que no lee, no piensa”, entonces hay todo un trabajo para impactarlo con noticias sensacionalistas, de manera de paralizar la mente de la gente.
Sostienen Pozzi y Schneider que el imaginario popular registra al militante de izquierda como un “buen muchacho”. Hay una percepción que ve a este militante como honesto, combativo y leal. Este militante para esa percepción debe estar a la altura de su propio discurso. Expresa Gérard Vincent : “...los numerosos testimonios de antiguos miembros del Partido convergen sobre esta constatación fundamental: el militante debe ser excelente profesional, buen marido, buen padre de familia, en pocas palabras, “normal”, conforme al tipo ideal salido del judeocristianismo, conformista”. Deben en definitiva tratar de cambiar los militantes comunistas la sociedad, observando un comportamiento acorde a las reglas de aquella sociedad. Hay en el discurso de la izquierda un componente moral indudable. Uno de nuestros entrevistados recordaba de su infancia en Fighiera las palabras con las que su padre definía al mítico Florindo Moretti: -“¡ese si que es un verdadero comunista!”. Quien de ésta manera adjetivaba no comulgaba ideológicamente con los comunistas pero hacía suya la cuestión moral del término. Así se entiende esa definición. Por el contrario, quien no vive de acuerdo a los principios que dice proclamar es considerado con gran severidad si se trata de un militante de izquierda. Valga la siguiente anécdota: a principios de la década de 1940 el comisario Esteban Habiague, célebre torturador y mano derecha del caudillo conservador de Avellaneda, Alberto Barceló, allanó la casa del dirigente comunista del gremio de la carne, José Peter. Al ver el lujo en el que éste vivía, se limitó a decirle con desprecio: -“usted es un farsante”. Toda una lección de alta política.
A lo largo de este trabajo hemos citado recurrentemente la investigación realizada por Pozzi y Schneider sobre la militancia setentista. Para éstos autores, las décadas de 1960 y 1970 representan el grado de politización más alto que alcanza el pueblo argentino. Su recuerdo, su análisis, implica un proceso de construcción tejido entre la memoria y el mito que abre no solamente una lectura del pasado sino del presente . En esos años, al calor de esa creciente politización signada por un sistema considerado ilegítimo a partir de la proscripción del movimiento mayoritario, comienza a verse una diferenciación entre las más antiguas estructuras de izquierda, como el Partido Comunista Argentino, y las nuevas organizaciones de lo que se definirá como “nueva izquierda”, cuyos miembros asumirán poco a poco un compromiso con la vía armada, lo que desembocará en el baño de sangre de mediados de la década del 70, donde miles de éstos militantes se convertirán en víctimas propiciatorias de la represión militar. Consideramos pertinente este análisis para ubicar tanto al protagonista de nuestra historia de vida como a sus compañeros de militancia citados en éste trabajo, como parte del grupo que no se sumo a esta vorágine que arrastró a buena parte de esa generación al destino que conocemos. Mayores que los jóvenes setentistas, Petrini, o para el caso Panciarella o Calviño, permanecieron dentro de la estructura del Partido Comunista como cuadros orgánicos y leales, guardando sus críticas de puertas adentro. No se sumaron a ninguna organización armada, ya sea esta marxista o de izquierda peronista. Y no por falta de valor personal. Fue sin duda la convicción de que determinados métodos eran moralmente inaceptables. Y esto se explica no solo por el convencimiento personal sino también por el habitat contextual en el que actuaron. Su praxis cotidiana estuvo sin duda influenciada por el medio. Por la “conversación general” de ese medio. Ubicada dentro del cordón industrial que desde Puerto San Martín hasta Ramallo, daba en esos años un perfil netamente industrial a la margen derecha del Paraná, Arroyo Seco permaneció sin embargo, como un modelo de sociedad de clase media baja. Ciudad dormitorio donde una parte de su población se trasladaba diariamente a trabajar en los complejos fabriles de Villa Constitución o Rosario, su impronta estuvo dada sin embargo por un discurso donde la hegemonía la sustentaban los pequeños comerciantes, los pequeños productores agrícolas y hortícolas y el sector de empleados de servicios. Un discurso que denotaba aún en los años sesenta, enunciados explícitos de una moralina aldeana, ya anacrónica en la cercana gran ciudad. Pero que persiste en esos estamentos citados. No hay entonces un perfil proletario. El fenómeno de las grandes urbanizaciones (con sus grandes problemas) que produjo la sustitución de importaciones, la roza muy tangencial y periféricamente. Su crecimiento demográfico y urbano es armónico y previsible, teniendo entonces un perfil cultural determinado. Éstos militantes comunistas son hijos tanto de su ideología como del contexto en el que se criaron. Si en otros medios geográficos y sociales pueden establecer dialécticamente la dicotomía binaria entre explotados y explotadores, en esta sociedad a caballo entre el campo y la ciudad donde todos se conocen, ese maniqueísmo se torna difícil de sustentar. La estrategia entonces pasa por preocuparse por los problemas concretos de la comunidad. Y así, en ese rol solidario, eran percibidos por la comunidad. Como refiere un testimoniante “ellos confiaban en hacer bien a la gente...”
O con las palabras donde nuestro protagonista sintetiza y define su larga vida de militante: “el marxismo-leninismo me enseñó a estar al lado de la gente”.
Hasta aquí este relato, hasta aquí esta historia de vida. Que sin embargo continúa. Al punto que el protagonista de la misma, este Roberto Juan Petrini, nacido hace 65 años, ahí, a la vuelta de la chacra de Rossi, sobre el camino a Monte Flores, es hoy el presidente de la filial Arroyo Seco de la Federación Agraria Argentina. Cargo desde donde mantiene y lleva a la práctica la filosofía de escuchar a la gente, actuar con ella con sencillez, y tratar en la medida de lo posible de solucionar sus problemas, o al menos acompañarla en sus reclamos. Un hombre que lejos de aprovecharse de su función gremial en la entidad agraria, trabaja ad honorem. Gratuidad en la tarea que no atenta contra la excelencia de la misma. Para el, en una impronta romántica, su Federación Agraria debe ser aquella de Netri y los pioneros del Grito de Alcorta, y no la entidad gerenciada de modo neoliberal, y por ende desvirtuada en sus principios, que enajena su sede central en Rosario . Sigue, en consecuencia con tales ideales, viviendo de su esfuerzo como modestísimo productor hortícola. Intensamente preocupado por incorporar valor agregado a la pequeña propiedad agrícola. Tema que da lugar a largas y recurrentes charlas en la semillería de un amigo, cuyo office actúa de avanzada de nuestro protagonista en el marco urbano de Arroyo Seco. Marco en el cual encuentra tiempo (o lo inventa) para tras sembrar papas o zapallitos, ocuparse de cosas tan disímiles como impedir el remate de una vivienda única, participar activamente del “Movimiento de los 100 para seguir viviendo”, no encontrar contradicción alguna en definirse como materialista histórico y al mismo tiempo ser gran amigo de un cura católico al que día a día convierte más en su referente , preocuparse por la ecología, la defensa de la pequeña propiedad agrícola o difundir sus ideales a través de los espacios que a fuerza de pulmón supo ganarse en los módicos medios radiales y televisivos de Arroyo Seco. En definitiva, tácticas y estrategias llevadas a cabo desde lo cotidiano con la impronta sostenida en casi medio siglo de militancia de que lo verdaderamente importante es servir a la gente, con sencillez y sabiendo escuchar. Que si la revolución ya no está a la vuelta de la esquina, el futuro sigue siendo nuestro, camaradas. Que a ese futuro, que a esa utopía de un mundo mejor sin explotados ni explotadores, se puede llegar con una sonrisa en el rostro.



Fernando Cesaretti y Florencia Pagni
Escuela de Historia. Universidad Nacional de Rosario
grupo_efefe@yahoo.com.ar






































Bibliografía

Cristina VIANO y Gabriela AGUILA Las voces del conflicto: en defensa de la Historia Oral, Rosario, CEHO, 2001.
Mercedes VILANOVA El poder en la sociedad. Historia y fuente oral, Barcelona, Antoni Bosch Ed., 1986.
Dora SCHWARZSTEIN Tendencias y temáticas de la Historia Oral en la Argentina, Londres, History Workshop, 1995.
Jean CHESNEAUX, ¿Hacemos tabla rasa del pasado?, en Pablo POZZI y Alejandro SCHNEIDER, Los Setentistas, Izquierda y clase obrera: 1969/1976, Buenos Aires, Eudeba, 2000.
Pablo POZZI y Alejandro SCHNEIDER, Los setentistas, 2001, Buenos Aires, Planeta
Isidoro GILBERT, El oro de Moscú, Buenos Aires, Planeta, 1994.
Arturo Marcos LOZZA, Tiempos de Huelgas, Buenos Aires, ed. Anteo, 1985.
Gérard VINCENT ¿Ser comunista?, una manera de ser en Historia de la vida privada. De la Primera Guerra Mundial a nuestros días, Tomo V, Madrid, Ed. Taurus, 1993.

Otras fuentes:

Reseña Histórica de Arroyo Seco, Arroyo Seco, Imp. El Cóndor C.M. Colatrelli. 1962.
Diario La Capital de Rosario, Diciembre de 1961, Enero, Abril, Setiembre y Octubre de 1962.
Diario La Tribuna de Rosario, Setiembre y Octubre de 1962.